Queridos miembros del Club Amigos de Félix, hace muchos años, en 1981, tuve la suerte, la inmensa fortuna diría hoy, de acudir por primera vez (luego sería mi destino durante 6 veranos seguidos, ya como monitor) a los campamentos de verano DR. FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE que la delegación española del World Wildlife Fund (por aquel entonces denominada ADENA) organizaba en el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, una hermosa reserva de vida salvaje incluida hoy en el Parque Natural de las Hoces del Riaza, en la provincia de Segovia.
Por aquel entonces yo era uno de los miles de niños que se habían formado en el amor a la naturaleza siguiendo la palabra y la obra de Félix, tanto en radio como en televisión, y formaba parte del “Club los Linces” que agrupaba a los socios más jóvenes de Adena, la asociación que Félix había fundado años atrás. Como muchos de vosotros sabéis, Félix nos había dejado un año antes, pero su espíritu y su legado permanecían muy vivos en el campamento y su voz resonaba en los corazones de todos los jóvenes e inexpertos naturalistas que tanto le amábamos.
En aquellos campamentos los miembros del Club los Linces adquiríamos una sólida formación en el conocimiento de las ciencias naturales y el naturalismo de campo. Allí ejercían su papel como monitores ornitólogos, herpetólogos, ictiólogos, entomólogos, geólogos y muchos otros especialistas en el estudio del entorno y los seres que lo habitan. Había incluso astrónomos que, en las noches estrelladas de campamento, nos enseñaban a interpretar el firmamento, o escaladores con los que aprendíamos las técnicas elementales de esta práctica deportiva descendiendo los cortados rocosos más accesibles, siempre sin molestar a las aves rapaces que criaban en el refugio, como el buitre leonado, el alimoche o el halcón peregrino, entre muchas otras.
Realizábamos largas excursiones por el refugio aprendiendo a diferenciar las especies de flora y fauna, descendíamos a la profundidad oscura de las cuevas, nos emboscábamos en encinares y sabinares centenarios, atravesábamos vallejos y parameras, nadábamos en las refrescantes aguas del Riaza, y regresábamos al atardecer a la pradera dónde se encontraba el campamento, exhaustos, pero infinitamente contentos por la amistad que íbamos forjando y los conocimientos que adquiríamos.
También hacíamos prácticas de laboratorio en el cobertizo y recibíamos charlas sobre conservación de la naturaleza en la chopera del campamento y hablábamos con pastores, agricultores y gentes del campo que nos nutrían con su valioso saber. Era una auténtica escuela de naturaleza al aire libre.
Allí aprendí buena parte de lo que me ha ayudado a convertirme en divulgador ambiental y defensor de la naturaleza en los medios de comunicación, por eso me considero en deuda con aquellos campamentos.
Y por eso me permito recomendaros de todo corazón que no dejéis escapar la ocasión de vivir la misma experiencia que yo viví acudiendo a la primera edición de los NUEVOS CAMPAMENTOS FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE que su fundación organiza en Alvarella, un hermoso lugar junto al Parque Natural de las Fragas del Eume, en el corazón verde de Galicia, uno de los rincones más bellos de nuestra naturaleza.
El legado de Félix, perfectamente actual y del todo vigente, es uno de los mejores valores que podemos compartir todos aquellos que amamos la naturaleza y defendemos el medio ambiente. Y en esta nueva edición de sus campamentos se van a dar cita los mejores educadores ambientales para transmitir ese legado a las nuevas generaciones de jóvenes e inexpertos naturalistas con ganas de aprender de la naturaleza y las gentes que la habitan.
Si queréis revivir una de las mayores experiencias de amistad y amor a la naturaleza no dudéis en acudir a estos campamentos. Si así lo hacéis tendremos ocasión de conocernos. Solo un consejo final: no tardéis en tomar la decisión, quedan muy pocas plazas.
Un abrazo muy fuerte y ya sabéis, si os gusta la naturaleza, este verano tenemos una cita en Galicia.
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