Perico, el pollo de búho real | Fernanda Serrano

Queridos amigos y compañeros de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, dejadme que os cuente una historia "felixiana" que ha comenzado este fin de semana en las estepas de la meseta de Ocaña.

La hemos querido titular "Perico, el pollo de búho real que equivocó la fecha para reclamar su libertad".

Como todos los fines de semana, desde que tenemos noción de nuestra joven vida, hemos ido al campo, una vez más, a pasar unos días en la austera y sorprendente meseta de Ocaña, en la estepa castellana.

Como siempre, y con el fin de supervisar el estado de los cultivos, tomar decisiones respecto a las labores y cuidados y gestionar, en definitiva, nuestra empresa agrícola. Y como siempre también, dar largos paseos diarios para encontrarnos con nuestros amigos de siempre: las avutardas que, terminando sus paradas nupciales, empiezan a esconderse en el tupido cereal para incubar sus grandes y verdes huevos, los sisones que ya han aparecido, en un número considerable, para formar nuevas familias, el zorro que como siempre señorea en los bosquetes de encinas, las rapaces, culebreras, azores y águilas sobrevolando la llanura en busca de algún gazapo o algún mamífero pequeño, los buitres que de vez en cuando sobrevuelan los cipreses de casa y, como siempre, a visitar a la búha real, okupa de un antiguo nido de azores en lo alto de una gran encina singular. La búha que lleva varias semanas incubando los huevos de su futura pollada.

Y esta es la historia: al llegar al nido nos encontramos un pollo de búho real agazapado en la base del tronco de la gran encina. Suerte que enganchamos a los perros a tiempo para que no le hicieran daño. Y allí estaba Perico, pollo de búho, hinchado el plumón, pero sin pluma adulta y sin poder volar, grandotototo, abierto el pico, chascando y con las patas por delante mostrando sus intimidatorias garras, para darnos miedo. Mucha pluma para tan poco cuerpo. Asustado y con sus enormes ojos naranjas sin perder la vista en lo que ocurría a su alrededor. No sabemos que ocurrió, si Perico cayó al suelo empujado por sus hermanos, si perdió pié en la ansiosa espera de la comida que su madre le debía traer o si simplemente equivocó la fecha para ser libre. Allí estaba mirándonos y regalándonos esa caída de ojos coqueta de las repaces nocturnas.

Y reaccionamos, llamamos a Ernesto, el agente de medio ambiente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha destacado en esta zona, y Perico búho nidofilo, pasó a ser búho cajófobo, y en su caja verde y en la maleta del todo terreno de Ernesto partió a su nueva aventura de vida.

Llegó Toledo y después viajó al centro de fauna de Sevilleja, en el occidente castellano manchego, en la provincia de Toledo en la frontera con las tierras extremeñas. Nos dice Ernesto que cuando comience a volar lo normal es que lo traigan de nuevo a la zona donde nació y lo pongan en libertad. Y ese es nuestro deseo y nuestra esperanza, que algún día veamos volar un búho real en la meseta de Ocaña y pensemos que es Perico que por fin ha dado con el momento preciso para ser libre.

Te seguiremos la pista Perico, porque sabemos que hoy tienes una nueva oportunidad para vivir. Buen viaje y buena suerte.

Al día siguiente fuimos a ver a la buha y vimos a otros dos de sus pollos en el nido, no se ha quedado sola.

5 comentarios:

Los sueños vuelan dijo...

gracias por compartir esta bella historia, gente como vosotros hace que el día a día sea un poquito mejor.

Anónimo dijo...

Y no hubiera sido mejor devolverlo a su nido.....

Anónimo dijo...

Creía que estos pollos son nidífugos.

Anónimo dijo...

Lo malo de todo esto es que ese buho terminará criándose a mano, es decir se improntará con el hombre, pues lo reconocerá como su familia.Ya que no creo que las personas que trabajan en los cetros de recuperaicón tengan el tiempo y los conocimientos para poder criar a un buho sin que se impronte con el hombre a esa edad.

Luego cuando lo soltéis en libertad, aperte de no saber volar ni cazar (pues estoy seguro que no se le habrá hecho una crianza campestre) tampoco reconocerá a su especie y no podrá criar.

Así que le espera una muerte segura...

En definitiva que la habéis cagado pero bien con el buho.

Anónimo dijo...

no creo que la hayan cagado hombre, es muy difícil actuar bien cuando ves un pollo en el suelo sea de la especie que sea y nunca sabrás si ha caído por accidente o porque lo hayan tirado los hermanos... en cuyo caso las posibilidades de vivir son escasas, ya que hay que estar muy pendiente de la reacción de los padres.
aun así, muchas veces nos equivocamos con nuestras decisiones ya que el corazón puede más que la cabeza y es fácil bloquearse, pero el tiempo dirá si Perico triunfará o no en la vida. Mucha suerte

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