Cada mañana él coloca en su cinto
un machete gastado, le espera un campo ajeno.
Ella, amanecida horas antes,
lo despide cuchillo en mano
y sigue, rutinaria, desvistiendo patatas.
Aperos, a pares
Su cuerpo torcido cosecha centenos, trigos o maíces
a latigazos de guadaña.
La hoz, hermana pequeña,
ayuda a ella en el aseo del huerto.
Él es labrador de otros, ella provee sus sustentos.
Aperos, a pares
Con las cuatro púas de la horca
el labrador lanza y apila las mieses segadas.
Tenedores de cuatro púas
desayunan las bocas de los pequeños de la casa.
Y remueve vitaminas en la sartén.
Aperos, a pares
Paletadas de abono llueven de él
para dar de comer a la tierra del amo.
Mientras ella pala en mano,
recoge los desechos de los animales.
Son todas sus posesiones.
Aperos, a pares
De regreso, él, rebanador de leña –hachero-,
enciende la lumbre cuando se agota el día.
Ella cuchillo en mano aún, siega pan para la cena,
y atiza el fuego,
y modela el cariño para los hijos,
y sirve, cuida y se entrega.
Saben que al final no está la meta.
Aperos, a pares
La hoguera brilla en ojos de mujer que clama justicia.
El varón asiente.
Mañana al despertar desposarán
su machete y su cuchillo,
con azadas, picos, azadones, palos…
empuñados en marcha campesina,
de mujeres y hombres iguales.
Y recuperan la tierra.
27 dic 2010
10:30
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3 comentarios:
Hermoso.
Me ha gustado mucho encontrarte. He leído varios de tus post y me han interesado todos. Felicitaciones por tu trabajo!
saludos desde Uruguay
Carola
¡Cómo huele a Delibes!. "Me Gusta" (mucho).
Naturalmente, otro rústico y bello dia.
Hay calor en las letras, muy bonito.
Enhorabuena.
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