La biodiversidad urbana también existe

Hablamos de biodiversidad, de riqueza natural, y rápidamente pensamos en remotos espacios protegidos, en Parques Nacionales donde la huella del hombre apenas es visible. Pero estamos equivocados.

Según la Real Academia Española, el término biodiversidad define la “variedad de especies animales y vegetales en su medio ambiente”. Y esa diversidad, tanto genética, como específica o ecológica, engloba a toda la biosfera, al margen de su estado de conservación y de los efectos (negativos o positivos) que los humanos, como una especie más, tengamos sobre ella.

En el Año Internacional de la Diversidad Biológica que celebramos a lo largo de todo 2010 existe una biodiversidad olvidada, la de las ciudades, por mucho que ambos conceptos, biodiversidad y urbes, nos puedan parecer antagónicos.

El mundo urbano también engloba unos altos índices de biodiversidad. De hecho, no sólo hay ciudades con una impresionante riqueza de hábitats y especies, sino que además los espacios urbanos naturalizados pueden jugar un papel muy significativo como sumideros de CO2 y depuradores de gases nocivos, filtradores del agua de lluvia, reguladores térmicos e incluso como amortiguadores del ruido.

Así por ejemplo, un estudio ha identificado 97 lugares pertenecientes a la Red Natura en 32 grandes ciudades (de más de medio millón de habitantes), que en conjunto albergan un 40% de los hábitats amenazados a escala europea y el 50% de las especies de aves, 12 especies de mamíferos y 22 de peces.

En España no tenemos tanta suerte. Nuestro actual sistema urbanístico ha promovido un devastador modelo de desarrollo territorial donde se primó la ocupación masiva del suelo, su fragmentación y consecuente destrucción de valiosos espacios naturales, provocando con ello el desplazamiento o desaparición de importantes poblaciones singulares de fauna y flora.

Pero no todo está perdido. Una buena gestión y planificación de los espacios verdes urbanos puede revertir la situación hasta niveles insospechados, incluso manteniendo su uso público. Y con ello, además de lograr importantes beneficios ambientales es posible lograr una mayor calidad de vida y una mejor concienciación ciudadana hacia el respeto a la Naturaleza.

El primer paso lo deben dar nuestros políticos. Desarrollando políticas activas de permeabilización del campo en la ciudad, de interrelación entre ambos mundos, de reforestación y restauración ambiental. También es necesario tener un mejor conocimiento de los recursos con los que se cuenta, elaborando catálogos municipales de flora y fauna, revisados periódicamente, e incluso realizando censos que permitan conocer al detalle la evolución de estas poblaciones locales. Con toda esta información es posible gestionar luego un programa de sensibilización, promoviendo rutas o revalorizando entornos para lograr algo tan sencillo y necesario como es que los ciudadanos conozcan las riquezas de su ciudad, las aprecien y las conserven.

Porque la protección de la biodiversidad también es urbana.

César-Javier Palacios
Fundación Félix Rodríguez de la Fuente


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy contigo, cada especie cuenta independientemente si se encuentra en un entorno 100% o urbano. Creo en España hay muchos ayuntamientos que se olvidan de eso y tratan a cada especie que habitta en la ciudad como una plaga a exterminar en muchos casos. La falta de información creo que es una de las razones.
http://www.fundacion-biodiversidad.es/habladebiodiversidad/

Pablo S. Fernández dijo...

Hola, he bajado casi todos lo videos de Felix, y son una divinura. Te escribo desde la argentina, soy dibujante e ilustrador y tengo varios trabajso relacionados con la naturaleza, desde pinturas hasta trabajaos con cartulinas.
Me encantaría que me agregaras a tus blogs amigos, desde Argentina, mi recuerdo para este naturalista que descubri gracias a internet.
Un abrazo.

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